
FULas ayudas de los padres son un recurso cada vez más habitual para que los más jóvenes puedan abandonar el alquiler y adquirir un piso en propiedad. Javier e Inés, ingenieros de telecomunicaciones ambos, llevaban viviendo más de una década de alquiler junto al intercambiador de transportes de Avenida de América en Madrid. Tras años de prospecciones en busca de una vivienda en propiedad, y a pesar de los elevados precios, finalmente han dado el paso y acaban de comprar un piso. En su caso, su problema para adquirir una vivienda no era la cuota mensual de la hipoteca que tendrán que pagar y que, después de hacer números, podrán afrontar. Como para muchos otros, el muro a superar era el del ahorro necesario para pagar el 20% del valor de tasación que el banco no financia y los gastos asociados a la compra, que suelen sumar en torno a otro 10% del precio. Incremento desde 2017 Para reunir estos recursos, tiempo atrás, los padres de Javier le hicieron una donación en vida. Una práctica que, junto a los préstamos familiares, se ha extendido en los últimos años para ayudar a muchos jóvenes a salir del alquiler. Según los datos recopilados por el Consejo General del Notariado, las donaciones se han disparado un 127,4% entre 2017 y 2024, alcanzando las 199.749. En el primer semestre de este año, subieron otro 9,8%, hasta alcanzar las 105.851. Y de ellas, 81.067 no correspondían a vivienda. Es decir, fueron de carácter monetario. “No solo estamos viendo más préstamos y donaciones de padres a hijos para poder comprar, sino que el propio contexto de alquiler y de precios elevados está empujando a los jóvenes a asumir este tipo de soluciones familiares para no quedarse fuera del mercado”, explica una experta del sector, quien también asegura que los jóvenes siguen teniendo una fuerte preferencia por comprar dado que “se enfrentan a alquileres muy altos, contratos inestables y poca seguridad a largo plazo”.
FUENTE: LA RAZÓN